24 enero 2009

Oreja de Perro. Silencio. Moscas. Soledad. Espectros.

Lo peor de Oreja de Perro es el silencio.
Un silencio cargado de moscas.
Pág.14


La soledad de Oreja de Perro es mala consejera, sus moscas son unas musas gordas y sin gracia. Sólo saben hacer ruido, aumentan la sensación de encierro. Pág.36


Termino de leer Un lugar llamado Oreja de Perro (Iván Thays), libro finalista del Premio Herralde de Novela 08, y me quedo con una sensación extraña, oscura, sombría. Nos encontramos ante un hombre con una carga emocional tremenda, un hijo muerto y una carta por contestar a su mujer, a la cual está seguro que no volverá a ver. Este hombre se encuentra en Oreja de Perro en calidad de periodista, un lugar andino derruido por el terrorismo hace años y en el que ahora pretenden instaurar un programa de asistencia social.

Su estancia allí durará apenas unos días, un tiempo en el que hará un ejercicio de recuerdo de su pasado, todo lo vivido con Paulo, su hijo muerto, y Mónica, su mujer (¿o ex?). Le dará tiempo también a vivir intensamente dos relaciones extrañamente amorosas y también a intentar poner en orden sus planes futuros, cosa que no sé si consigue. El lugar no es propicio para hacer nada de esto. Silencio, moscas y soledad despiertan espectros y recuerdos que tenía en el cuarto trastero de su cerebro, fijan otros que son una constante en su devenir diario. Nada ayuda a poner en orden sus ideas. El mal de altura, se dice a sí mismo a veces. Oreja de Perro es engañoso. Finalmente la novela termina como un punto y seguido. Al volver de Oreja de Perro, nuestro protagonista se encuentra en el punto de partida de la historia. Sabedor de que habrá cosas que nunca volverán a ser como antes, que hay que empezar, digámoslo así, desde cero.

He escuchado con toda claridad lo que me quieren decir sobre tu futuro. Y esas voces te aconsejan que te rindas, que aceptes que te han vencido. A veces es bueno rendirse y no seguir luchando, recoger tus restos y empezar de nuevo. Pág.60.


DSC_0760 (dubnars). Tomada de Flickr

Fotografía DSC_0760 (dubnars). Tomada de Flickr



Si hay algo que me ha gustado de este libro de Iván Thays es la fragmentación que hace de todas las historias que forman parte de la novela. Cada capítulo es una pieza que se engranará con la siguiente, cada situación pasada y presente se une para ir avanzando durante los días que está en ese desolado sitio. Si hay un personaje que me parece realmente interesante ese es el de Mónica, su mujer. Nunca aparece como un personaje presente durante el transcurso de la novela, sino como un fantasma del que vemos su pasado (infancia, adolescencia, estudios, noviazgo, matrimonio) para poder entender el ahora del hombre con el que tuvo/tiene un matrimonio feliz/infeliz. Me hubiera gustado saber la versión de Mónica, que pensaba de toda su historia para hacer lo que hizo.
Presencia femenina indiscutible. Otros dos personajes interesantes son Jazmín y Maru. ¿Posibles futuros? Jazmín y Maru. Maru y Jazmín. Polos opuestos. Chola y pituca. Jazmín, la chola, está embarazada, de fea dentadura; luego está Maru, la pituca, joven y guapa, con ganas de comerse el mundo pero de una inmadurez que en mi opinion a veces asusta. Maru es factible, pero Jazmín no. Me encantaría saber como continúa la historia en la mente de Thays, que rumbo toma nuestro hombre atormentado y si alguna de estas dos mujeres estarán en su futuro, o si Mónica es todavía posible. También está Scamarone, el cínico fotógrafo que finalmente se convierte en confidente, un hombre a quién le gusta dárselas de listo, pero que en ocasiones pone un punto de cordura en este protagonista con demasiados quebraderos de cabeza.

¿Alguna vez te ha sucedido algo tan fuerte, tan fuerte, que quisieras sacarte ese recuerdo del cerebro como si fuera algo sólido, un ladrillo, una tuerca, la pieza de un rompecabezas?. Pág.99

Veo retazos de Auster (afición "maniática" a las filmografías como en El libro de las ilusiones, llamadas inesperadas de desconocidos como en La Trilogía de Nueva York). El libro me ha gustado, pero por ponerle un pero, diría que todo es demasiado correcto, demasiado bien escrito y ordenado. La novela es demasiado perfecta en todo, Iván Thays no se arriesga a ir más allá para terminar de despuntar con lo escrito. También le falta algo de rapidez, aunque bueno, eso lo suple con una manera de narrar muy interesante.

Sin duda, el libro no está nada mal. Ha hecho que me interese seguirle leyéndole en un futuro.

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Compartir la lectura de este libro en el mismo plano temporal que Angéline y Princesadehojalata ha sido también un lujo. Habrá que repetirlo.

20 enero 2009

Bukowski tío, eres un desfasao

Según la Real Academia de la Lengua, el término "desfasar" tiene estas dos acepciones:

1. tr. Producir una diferencia de fase.

2. prnl. Dicho de una persona o de una cosa: No ajustarse ni adaptarse a las circunstancias, corrientes o condiciones del momento.



beer family (Alexandra Shcherbakova)Pero...
¿Cómo explicar lo que es ser un desfasao tal y como se emplea en el lenguaje colquial? Sea como fuere, así es como puedo calificar la literatura de Charles Bukowski, como un auténtico desfase. Sexo y mucho alcohol predominan en todos los relatos que conforman el libro "Erecciones, eyaculaciones, exhibiciones" . La cerveza y el vino bueno o barato están presentes en cantidades industriales. Sexo hetero, bi, homo... penes y vaginas por todos los lados, un campo de órganos sexuales invadiendo cada una de las historias. Risas, sorpresa, mucha violencia, violaciones. En la literatura de Bukowski todo vale, desde vibradores "humanos" hasta chicas preciosas que se autolesionan para parecer más feas, pasando por alcohólicos que destrozan bodas u hombres que matan porque consideran que el demonio se ha instalado en las personas.

Algunos fragmentos:

Pero hemos aprendido con los años de trinque que si bebes solo entre cuatro paredes, las cuatro paredes no sólo te destruyen sino que les ayudan a ELLOS a destruirte. No hay por qué darles victorias fáciles. Saber mantener el equilibrio justo entre soledad y gente, ésa es la clave, ésa es la táctica, para no acabar en el manicomio.

USA, Paso Robles, Turley, Zinfandel Pesenti Vineyard 2002 (Lars J)

A menudo, el estado de la cocina es el estado de la mente, los pensadores son hombres confusos e inseguros, hombres flexibles. Sus cocinas son como sus mentes, llenas de basura, de cubiertos sucios, de impureza. Pero ellos son conscientes de su estado mental y encuentran cierto humor en él. A veces, en una violenta explosión de fuego, desafían a las deidades eternas y aparecen todos resplandecientes con lo que solemos llamar creación; y lo mismo hay otras veces que están medio borrachos y limpian sus cocinas.

La literatura de este hombre es fresca y sencilla, no se ocupa de artificios ni de estar diez páginas describiendo una mesa, va directo a lo que quiere contar (lo llaman realismo sucio), y no le preocupa ni el cómo ni el por qué, sólo le preocupa dar a entender su mensaje de una manera concisa. A veces es muy grato leer cosas poco metafísicas, simplemente asistir a relatos impactantes, cargados de humor y de salvajismo a tope.
Pero sí veo que haya moraleja. Nos pone en la mesa un mundo que existe. Nos presenta, a modo de pequeños sketchs, historias de la vida (quizás exageradas en algunos casos) que son el pan de cada día pero que no son tan tangibles o, mejor dicho, son menos visibles. Pero ahí están. Los mundos de Bukowski no son inventados, lo que escribe ha podido, puede o podrá suceder en la realidad. Porque los borrachos existen, las orgías también, las drogas más todavía, y el alcohol ya ni te cuento... Nos muestra también la hipocresía de la sociedad americana, la miseria que muchas veces predomina en ella, la explotación de la clase obrera, las buenas apariencias que hay que mantener.

¿Alguien quiere pasar un buen rato? Que lea a este hombre.

08 enero 2009

Sentado abrazado a mis rodillas. Sucio, maloliente, cansado...

Tiene que ser duro verte abandonado como un perro, siendo adolescente tener que enfrentarte a situaciones que ni muchas personas adultas sabrían cómo sobrellevar. Sacarse las castañas del fuego, en pocas palabras. Estos días terminé de leer Arrancad las semillas, fusilad a los niños (Kenzaburo Oé), en la que relata la vivencia de quince adolescentes internos de un reformatorio enviados durante la guerra a una aldea perdida en las montañas. A su llegada, no son recibidos especialmente bien. Según el alcalde, por ejemplo, son escoria, malas hierbas que habrían de arrancarse nada más salir.

La casas parecían dormidas. Pero, aunque las puertas estaban cerradas, nos dimos cuenta de que la gente nos espiaba, pues ojos curiosos aparecían en las rendijas de las puertas y los resquicios de las ventanas, y bajamos la vista para ignorar sus miradas. Los perros nos ladraban.



Pero, al poco de estar allí, son abandonados a su suerte por sus habitantes debido a una epidemia. A partir de ahí estos chicos, comandados por el narrador-protagonista de la historia, su hermano pequeño y Minami (el que siempre tiene la última palabra), tienen que vivir sin ninguna autoridad, y al revés que nos pensamos, éstos se ven perdidos. Sin nadie que les pegue, les insulte o les desprecie no saben cómo comportarse y como empezar a subsistir. Descubren que no es fácil, se sientan, se abrazan a sus rodillas y dejan pasar horas muertas sin saber qué hacer. No tienen vigilancia, pero estan solos en medio de una aldea en la inmensidad de las montañas.

El cansancio, la indiferencia y la falta de energía moral para soportar aquella situación eran las principales manifestaciones del estado de ánimo que se había apoderado de nosotros.


Ilustración de Ángel Jové

La historia es realmente triste, y el final más todavía. Asistimos en cada una de las páginas del libro a la inocencia perdida, al desprecio más absoluto y a la violencia contenida en su estado más alto. Estos chicos son niños, y estan aprendiendo a madurar a base de hostias, y hablo en sentido literal. Se sienten perros, pero también se sienten personas, y son muy maduros en ocasiones. Saben que se les quiere engañar, y que tienen que tragar, que tienen que aceptar las cosas tal como vienen. ¿Qué hacer cuando eres considerado escoria? ¿Cómo actuar? La vida es muy dura.
Pero al margen de todo lo malo, es también una historia muy bonita, de cariño, apoyo y alegría. De hermanamiento y ayuda mutua. El amor es en ocasiones confuso en todos los sentidos, el caso es sentir, venga de donde venga.
Finalmente el final decidido por Oé es determinado por el miedo y la necesidad. Es lógico. Al fin y al cabo, son seres que necesitan comer, y vivir, sea de la manera que sea.

07 enero 2009

Metáforas de la vida. El Principito

O mejor dicho, Le Petit Prince. Suena realmente bien cuando se pronuncia en francés. Da gusto leer a veces historias tan sencillas (aparentemente), ver ilustraciones y volver a esa época en la que éramos pequeños y los dibujos eran muy importantes para hacernos una idea más clara de lo que estábamos leyendo. Sin esas ilustraciones, ahora nos sería muy difícil construir mentalmente los personajes y escenarios de los relatos que leemos. La historia del Principito es, aparentemente sencilla: cansado de los reproches de su rosa decide explorar otros planetas. Se encuentra con el rey, luego con el vanidoso, pasa por el borracho y luego por el hombre de negocios; llega hasta el farolero y finalmente en el penúltimo planeta se encuentra con el geógrafo. Éste último le recuerda viajar a la Tierra, donde se topa con nuestro narrador después de algún que otro encuentro con sabios zorros, y le relata todo lo vivido. Pero no sólo eso: el Principito le escucha y le comprende, llega a ver lo que las personas grandes no ven, y eso, para el narrador, es importante. Ambos han encontrado un amigo.

Fotografía de Nicholas Wang Leyendo este libro, uno se da cuenta de que ya no es un niño, que ha perdido la inocencia y la mirada limpia de la que gozaba, que solo lo importa lo material y que la imaginación queda relegada a un lejano segundo plano, a no ser que de dinero y poseer más se trate. Hemos dejado de ver las cosas con el corazón, nos perdemos en detalles demasiado técnicos pero damos de lado otro más importantes. Consideramos mejor cantidad que calidad, cuando en gran parte los casos debería ser al revés. Claro que esto no es siempre así, pero el hacerse mayor y el tener que enfrentarse en este a veces mundo de hienas hace que seamos como a veces somos.
A través de los personajes que El Principito va conociendo, conocemos distintos detalles de los defectos y miserias del ser humano: avaricia, necesidad de reconocimiento, narcisismo y egocentrismo, necesidad de poder y poseer etc.... La historia del borracho es quizás de las más tristes, bebe para olvidar, para olvidar que tiene vergüenza, vergüenza de beber. ¿Hay palabras? No, es difícil salir de esos círculos viciosos, somos cobardes por naturaleza, y nos faltan un par para enfrentarnos a nuestros problemas en muchas ocasiones.


¿Y el zorro qué? Qué grande es ese animalejo. Aquí el mito tan despectivo que se tiene de él se olvida porque, con mucha astucia, nos recuerda que nosotros hacemos a las cosas y a las personas especiales, que la amistad es importantísima y que, y transcribo literal: Sólo con el corazón se puede ver bien. Lo esencial es invisible para los ojos. Me quedo con eso, intentaré usar menos la cabeza y la razón. ¿Será posible?

03 enero 2009

Ya que estoy, me paso por el Museo Kafka

En octubre de 2008 estuve en Praga, ciudad sobre la que hablaré en uno de estos días, y qué decir de esta ciudad, aparte de que impacta. No me esperaba nada del otro mundo, pero cuando paseas por sus calles y ves sus edificios llenos de historia, la cosa cambia.

El segundo de cuatro días, de camino desde el Castillo de Praga al Puente de Carlos me encontré con el Museo de Kafka, que no sabía ni que existía. Qué ignorancia la mía... Después de visitar todo lo programado con mis amigos y con mucho tiempo por delante, el último día me presenté allí, no me podía ir sin visitar el sitio dedicado a uno de los escritores más importantes de la historia, del que me queda mucho por leer. Pero es que hay tanto libro por pasear ante mis ojos. Así que pasé, y nada más entregarle a la "amable y grande checa" mi correspondiente ticket y entrar, lo primero que me encuentro antes mis ojos es esta pequeña joyita de la literatura Kafkiana:




Sí, es lo que estáis viendo. La primera hoja del manuscrito de la Carta al Padre. Carta que tienen al completo y que van poniendo por hojas según te vas adentrando en la a veces agobiante oscuridad de las salas. Imposible explicar con palabras lo que sentí al verla, bueno sí hay palabras, pero son un poco soeces y mejor lo dejamos. Esta carta me marcó mucho cuando la leí en su día y hace poco tiempo en que la he releído. Y aunque digan que Kafka exageró en demasía su relación con el padre, que ni él era tan bueno ni el padre era tan malo, a mí el relato me sigue pareciendo impactante. Quizás por motivos personales que se hacían similares a lo que contaba Franz, quizás porque el relato es desgarrador, el libro me dejó una huella tan fuerte. Ahí va el principio del manuscrito:


Querido Padre:
Una vez, hace poco, me preguntaste por qué decía que te temía. Como de costumbre, no supe que contestarte, en parte precisamente por el miedo que me das, y en parte porque son demasiados los detalles que fundamentan ese miedo, muchos más de los que podría coordinar a medias, mientras hablo.


Sigues pasando por las estancias rodeado de hologramas que a veces intimidan y envuelto en una música un tanto rara, y te vas encontrando infinidad de documentos y cartas del escritor, solicitando, por ejemplo, bajas por enfermedad (sufrió de tuberculosis). Y ahí va otro de los tesoros que alberga este museo:

La primera edición de La Metamorfosis, un relato que refleja la discriminación, la marginación y el rechazo como pocos libros lo han hecho. Pero también una historia en ciertos momentos divertida, como cuando Gregor Samsa en estado coleóptero intenta girar el pomo de la puerta de su habitación con la boca, y a la vez que gira el pomo, gira el escarabajo... que me reí yo con esa escena...

Hay miles de cosas más, como primera edición de El Castillo, o ilustraciones a color de La Metamorfosis. Para todo lector interesado en Franz Kafka y que viaje a Praga, su museo es una parada imprescindible.




Si no se podían hacer fotos a mí nadie me dijo nada, nadie había vigilándome para impedirlo. ¿Cómo resistirse? Imposible hacerlo.