A ti, Licaón, estés donde estés

Soy un gilipollas, un maldito gilipollas, un puto gilipollas. Tengo que descuidarme unos días sin leer la blog de Angéline para no enterarme de lo que te ha sucedido, Licaón. Perdóname, me acabo de enterar de lo sucedido, he visto en los comentarios de tu blog la noticia que daba Angéline sobre tu fallecimiento.

Me extrañaba que no publicaras nada inteligente en tu blog, y te dejé un comentario, y por una serie de cosas he entrado ahora en tu bitácora y lo he visto. NO, NO, NO, no puede ser, tú no. Sólo te conocía por este mundo blogger, pero reconozco que te cogí un gran aprecio desde el primer día que dejaste el primer comentario en mi blog, y más tarde cuando creaste tu propio espacio de divagación.

Recuerdo perfectamente el primer comment qué dejaste, fué en el cuadro Vanitas, de Jacques Linard, y ha sido de los comentario más inteligentes que han aparecido en mi blog sin lugar a dudas. Lástima que la caducidad del tiempo en los comments de Haloscan haya tirado al precipicio tu primera participación en mi bitácora.

Enterarme de esto así de sopetón, leyendo un comentario; ha sido como un jarro de agua fría, incentivado por esa misma frialdad que recorre la red en muchos momentos. Ya es la 3ª noticia de muertes que recibo en dos días, una de una profesora mía de prácticas del curso pasado, el abuelo de una amiga, y ahora tú,,, la muerte que más me está costando asumir, la que más me está doliendo. Tú no coño, no puede ser, no puede ser....

Ha sido leer el comment de Angéline y abrir una entrada nueva de inmediato. Tú te lo mereces.