EL CUADERNO HOLANDÉS. Entrega 1 (Molinos y verde, mucho verde)
Desde que creé esta blog, he querido hacer algo referente a esto. Un post me parecía demasiado poco, aun colgando fotos. No quiero relatar tanto mi experiencia en sí (lo que sí daría para una reseña, más o menos), sino que mi intención es más la de mostrar todas aquellas cosas que me gustaron, que se me quedaron grabadas en la memoria, que me parecieron curiosas, que me impactaron o resultaron interesantes etc., combinándolas con recuerdos de esos días. ¿Pero cómo hacía eso? Pues de no haber sido por la idea de la metablognovela por entregas de mi amigo Munguía nunca se me hubiera ocurrido, se me encendió la bombilla de mi cerebro y pensé que una sucesión de entregas formadas por una foto y un comentario sería perfecto para lo que yo pretendía. La lástima es que las fotos que tomé no están en formato digital (hace tres años aquí no abundaban todavía las cámaras digitales, es más, la primera que vi fue en ese intercambio, curiosamente), así que por ahora las fotos que colgaré serán tomadas de internet, y cuando pueda escanear las que yo hice que me parezcan adecuadas, serán intercaladas con las otras.
Así que aquí estoy hoy y aquí empiezo El cuaderno holandés, con la entrega 1:
Todo verde, es lo primero que vi de Holanda ya desde que sobrevolábamos el país. Y después, en el camino en autobús de Amsterdam a donde iba a residir, miraras por donde miraras, encontrabas extensos campos verdes, donde siempre había un molino, cómo no. Mi sonrisa ese día al ver todo aquello se mezclaban de una manera impresionante con los nervios que tenía al no saber qué partner (el compañero holandés que luego vendría a pasar conmigo y con mi familia a España también quince días) me tocaría, y cómo sería su familia. No olvidaré ese día de principios de marzo, lo recuerdo como si fuera ayer.