Viaje hasta Oxford para estar con Todas las almas
He de decir que el libro no me fascinó tanto como por ejemplo fascinó a Angéline, pero me gustó. Es un libro distinto. Esa forma de relatar algo con retazos de historias propias del protagonista durante su vivencia, con recuerdos e historias de las almas que componen la obra, hacen que sea algo digno de leer, una forma de hacer literatura sin tener una necesidad última de contar algo con la estructura típica de los libros. Eso fué lo que más me gustó, además de los dos personajes principales: Clare Bayes y Cromer-Blake. Aunque existe un personaje principal, que es la piedra angular de todo, éste y la estancia real de Marías en ese lugar, me parecen mas bien una exucusa para crear una novela coral, donde las historias-vivencias-recuerdos de unos cuantos personajes-almas, se entrecruzan para hacer reflexiones sobre el amor, la vejez y los recuerdos, lo políticamente correcto, la vida en una ciudad diferente y las sensaciones del "emigrante", la amistad, la muerte inminente y la no tan inminente, la literatura y un largo mas de etcéteras que ahora no consigo recordar. Maldita cabeza la mía.
Bayes es una mujer con carácter, con las cosas muy claras, que quiere ser invulnerable, no quiere sufrir, y forja una personalidad muy fuerte y muy coherente. Huye de los típicos estereotipos de las relaciones de pareja (comprobable en su relación amorosa con el protagonista) y de las relaciones madre - hijo, padre - hija. Veo muchos caracteres similares a la mujer actual, como el ser alguien independiente, fuerte, y que intenta no ser la típica mujer debilucha y sentimental que muchas veces vemos en otros libros. Cromer-Blake cumple perfectamente la función de persona integradora de alguien que llega a un mundo distinto y sin conocer a nadie, y rápidamente introduce al Español (como así se le llama en muchas ocasiones al protagonista en la novela) en el mundo del college de la Universidad, ayudándole y brindándole una amistad sincera y compresiva que le es de mucho bien a este protagonista sin nombre.
Todo esto es lo que me ha gustado de la novela-colage de recuerdos/vivencias. ¿Lo que no me ha gustado? Pues que en momentos esos recuerdos se recuerdan, valga la redundancia, de manera muy lenta, y el salto de una vivencia a otra se antoja, a veces, poco claro, lo que requiere mucho esfuerzo por parte del lector y puede hacer que éste se pierda sin saber donde se quedó. Aunque también he de decir que en otros momentos esa lentitud pasa de ser eso, lentitud, a ser tranquilidad. Es decir, que en su conjunto, es una novela muy tranquila, algo que creo absolutamente necesario para poder entender la experiencia allí vivida, porque Oxford, según se nos relata, es una ciudad en la que muchas veces no pasa nada, sitio traquilo en el que por necesidad y coherencia las cosas tendrán que ser relatadas tranquilamente, sin prisas, y así poder comprender todos los sucesos de todas las almas, incluidas las del Español.
En resumen: novela recomendable, pero no imprescindible. Perdonad este comentario tan enrevesado, pero qué quieren, no soy ningún erudito. . . Y para terminar, y como suelo hacer siempre, ahí va un fragmento que me gustó, una buena reflexión sobre el amor:
Siempre me ha parecido un exceso de ingenuidad pensar que nadie -porque nos ama, esto es, porque a solas ha determinado amarnos transitoriamente y luego nos lo ha anunciado- va a comportarse con nosotros de manera distinta de como lo vemos comportarse con los demás, como si nosotros no estuviéramos destinados a ser los demás inmediatamente después de la determinación solitaria y la anunciación de lo otro, como si de hecho no fuéramos siempre también los demás además de nosotros.